17/11/10

Un cuento soviético

“El sábado último fue un día extraordinariamente atareado para Anatoli Samojín. Al fin de la jornada de trabajo en la oficina de Construcciones número 17 corrió a la sastrería 37 a probarse un traje. Luego tomó el autobús 13 y marchó a la estación ferroviaria de Paveletsk a sacar un billete para su hermana en el tren 15, Moscú-Donetsk. Al regreso, encontró a su amigo Víctor Miasoyédov, ingeniero jefe de la oficina de Construcciones número 84, que queda junto a la escuela 458. Advirtiendo que era la hora de comer, decidieron hacerlo juntos.-Vamos a la casa de comidas 796- sugirió Miasoyédov.
- No. Estará demasiado llena –rechazó Samojín con una mueca-. Mejor será el snack-bar 126. Allí tienen vino 777.
Después de almorzar, los amigos se dirigieron a los almacenes 63. Miasoyédov marchó luego a la Caja Postal de Ahorro 7515/0184, a la vez que Samojín corría hacia el jardín de infancia 1704, a recoger a la pequeña Marishka y llevarla a casa.
Mientras se ponía su abrigo, Marishka se quejó:
- Papá, Svetlanka, la hija de la tía Sasha, me ha preguntado cómo se llama nuestra escuela y yo no lo sé.
- Tu escuela se llama… Bueno, en realidad, no tiene nombre Marishka, sino un número… el mil setecientos… cuatro. Así es como se la distingue. ¿Entendido?
Marishka no entendía nada. Le hubiera gustado que su colegio ostentara un nombre bonito, grato al corazón de un niño, como por ejemplo “Conejito” o “Gatito”, o tal vez “Margarita” o “Rolypoly”. En lugar de nombre, recibía un horrible número que su mismo padre tenía dificultad en recordar.
Samojín fue a casa en el trolebús 33 y descendió en la calle de la Construcción, a la altura del número 1, cerca de la panadería 295 y la casa de electrodomésticos número 74. Avanzada la tarde, llegaron a la puerta 3 del bloque 7 de la casa número 6, donde vivían.
Cansado del agitado trajín del día, Samojín cenó y se acostó en seguida. No tardó en vencerle un sueño pesado, hostigado por pesadillas. Una gruesa dama, que parecía un número 8 aplastado le apremiaba:
- ¡Anatoli número 45872! ¡Vaya al departamento de Salud 386, al departamento de Educación 0504 y al departamento de Comercio 78/03/078 y sacuda un fuerte puñetazo en la mandíbula a los jefes que ocupan los números 003, 999 y 394/155 por estampar horrendos números en cosas que podrían tener su propio nombre!
Samojín despertó empapado en sudor frío y oyó lejos a un locutor de radio que anunciaba:
-En el programa 3 podrán escuchar ustedes a continuación la Cuarta Sinfonía…
Samojín cayó de cuatro patas al suelo y empezó a aullar.”

Ivan Kostiukov . “En el mundo de los números”. En: Risa rusa, antología del humor soviético.

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