14/7/10

Sobre los días de tormenta en lugares de veraneo

De pronto, casi sin previo aviso, comenzó la tormenta. La gente corría por las calles aturdida, desubicada, como si de pronto les hubieran plantado en un escenario que no era el suyo con un vestuario inapropiado. Los bañistas se comenzaron a ver en los lugares más insólitos: todavía en bikini, el pelo empapado, temblando y con una toalla por encima de los hombros, una chica consultaba su Facebook en Ukrtelecom y un treintañero de perilla con el bañador de slip húmedo (puede que de la lluvia o quizás del último baño) hacía cola en un comedor público del centro junto a su novia... Todos parecían perdidos, sin saber qué hacer con un día entero sin sol.

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