Los exsoviéticos pasaron muchos veranos de su infancia en campamentos multitudinarios, más tarde su juventud en residencias universitarias, y algunos gran parte de su vida en kommunalkas (pisos comunitarios donde varias familias compartían cocina y baño), por eso quizás ahora no resulte tan extraño su extensa vida social, y que ver una pareja sola en la playa sea poco frecuente y a alguien sólo prácticamente inaudito.
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