28/10/10

Cuando la realidad supera a la literatura o sobre el cierre de un círculo

Y una vez más, la vida se acercó a susurrarle al oído con sonrisa pícara, para acabar de consolidar su insomnio, que fue precisamente a esa misma hora en la que hoy agotaban los últimos reproches, en la que soplaron  sobre las últimas migas del amor, que fue precisamente a esa misma hora, a esa misma hora de ese mismo día pero nueve años atrás (un año de idénticas cifras, pero diferente orden), cuando descubrían por primera vez la piel del otro, su sabor, aquella noche en la que todo el dolor fue dulce, culpa de unas bocas demasiado hambrientas, esas mismas bocas que definitivamente hoy se quedaron secas de puro cansancio, de pura apatía, de puro desamor.

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