
Algo tan sumamente sencillo como despertarse sobre unas sábanas blancas, ver la luz matutina atravesando las cortinas y levantarse cuando lo pide el cuerpo, se convierte en un placer indescriptible cuando transcurren casi dos meses sin que los tres factores ocurran en el mismo instante, y raramente por separado.
Transformar lo que creemos básico en la vida en un lujo, esa es la clave.
"Me consuelo, o trato de consolarme, con la reflexión de que la vida misma, comparable a una cambiante luz que pasa por nosotros, también es precaria". -dice Bioy-.
ResponderEliminarpaco