25/8/10

Dimitri o el hombre que hablaba cuatro idiomas y traducía siete



En un castillo en el oeste de Ucrania me crucé con un pequeño grupo de turistas. Me fijé especialmente en el que parecía su guía por sus curiosas facciones (así precisamente me había imaginado que serían los ucranianos antes de conocer a ninguno), gestos airados, voz teatral y cierta pose de cura de los de antes. Justo antes de salir, me volví a encontrar con el hombre, que charlaba con el guardia, me invitaron a sentarme un rato con ellos y más tarde a unirme al grupo, dentro del cual había un italiano. Una mujer ucraniana, nada más presentarnos me comenzó a contar la historia del castillo en italiano y más tarde a traducir lo que Dimitri (el hombre de rasgos cosacos) contaba en ucraniano, a lo que yo, de vez en cuando y para que viera que iba entendiendo, afirmaba en ruso. Cuando la ucraniana olvidaba alguna palabra en italiano, la otra mujer del grupo –una ucraniana de seductora sonrisa- la traducía en francés, posteriormente yo en español y por fin, Dante – el italiano- en su idioma. Dante y yo nos mirábamos de vez en cuando amistosamente pero sin saber muy bien en qué idioma hablar.
Después de tal batiburrillo de idiomas, por fin, conseguí quedarme a solas con Dimitri para pedirle- en ruso- que me permitiera hacerle un retrato. Le pregunté si era cierto que hablaba siete idiomas, como me habían comentado, y me contestó que no era exactamente así. Había hecho traducciones de siete idiomas diferentes pero sólo hablaba cuatro. Entre estos siete se contaba el español, del que era incapaz de decir una sola palabra. ¿Cómo había traducido entonces a Lorca? Muy sencillo, diccionario en mano.

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