28/8/10

El oficio de diseccionar ciudades

Cuando fotografío una ciudad para lo que se supone que es el pan mío de cada día (“Elaboración de reportajes fotográficos de carácter didáctico sobre monumentos, paisajes, costumbres, actividades cotidianas y rasgos culturales de países del centro y este de Europa”) me siento como si diseccionara y cortara un insecto, arrancando sus miembros uno por uno y poniendo etiquetas debajo de ellas escritas en rotulador azul. Una vez hecho el trabajo, el insecto deja de ser bonito, ni tan solo lo puedo ver interesante, sólo son unas patas por aquí, unas alas por allá, unas antenas por el otro lado.
Tras esta fatigosa labor de disección, he de poner mi cerebro en lejía durante unas horas para poder ver la ciudad con otros ojos y empezar a disfrutarla… o a aborrecerla, en definitiva, a sentir algo hacia ella.

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