28/5/10

Mentiras piadosas (conmigo misma)

En los últimos días me he descubierto dos veces mintiendo deliberadamente con tal de ahorrarme largas, complicadas y tediosas –para mí- explicaciones a gente que acababa de conocer.

La primera vez, sin ser del todo consciente, mezclé mi propia vida con la de un personaje de ficción extraído de mis libros de texto de inglés de E.G.B (un tal John, bibliotecario en la ciudad británica de Reading) con la finalidad de no reconocer que era incapaz de recordar el nombre del lugar donde pasé un traumático mes de julio a los 13 años. Después, la bola no hizo más que crecer y crecer.

La segunda no requirió de tanta imaginación, sólo tuve que combinar mi presente y mi pasado vital y sentimental -por ser el primero mucho más inteligible- para responder a la pregunta sobre a dónde me iba el viernes.

Quizás debería de estar arrepentida, pero he que reconocer que el efecto ha sido justamente el contrario y me estoy planteando seriamente comenzar a combinar sistemáticamente en mis relatos a desconocidos realidades –mejor sólo las increíbles- con ficciones – a ser posible verosímiles-.

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